Pequeña reflexión sobre la relación entre la música y el miedo – Pablo Schaab (Basadas en hechos reales):
¿Cómo influye lo que pensamos y nos decimos a la hora de hacer música?
Hace un tiempo participé en una Jam en la que me invitaron a tocar. Era una reunión informal donde músicos experimentados en el género, compartían una noche haciendo música en vivo (música que vienen tocando hace mucho tiempo) improvisando sobre “standards” (canciones clásicas y muy conocidas) de jazz.
Muchas de las canciones que tocaban yo ya las conocía y tocaba de antemano por lo que, no era un terreno del todo “desconocido” más allá de tocar por primera vez con músicos que nunca antes había conocido.
Al poco tiempo de comenzar, 4 notas de una melodía se escucharon desde el piano, que nos unían a tocar un tema que yo conocía muy bien y que había estudiado bastante, hacia un tiempo atrás (“Autumn Leaves”). Un tema sencillo y muy conocido en el ambiente del jazz (para no decir, quemado y tocado hasta el hartazgo). Todo estaba acorde (para estar en tema con la música) a la situación y disfrutaba de cada compás hasta que vino el momento de hacer mi participación con un solo.
Basto con tocar la primera nota para que una horda de pensamientos negativos invada mi momento presente, haciendo que cada nota tocada sea una indecisión constante. Cada movimiento de la púa ponía en duda la tonalidad, el ritmo, la escala, o cualquier otro elemento musical que estuviera en juego. No basto con la confianza, la experiencia, o simplemente la certeza de saber que lo que estaba haciendo podría estar bien o mal, sonar lindo o feo, pero es lo que el momento produjo, sino la constante comparación de “mi propia visión y estima” frente a estos “gigantes del Jazz”. Comparación totalmente injusta desde cualquier punto de vista posible, ya sea por la diferencia de edad, experiencia, o simplemente de tocar canciones que vienen ensayando hace más de 30 años (ni hablar de que por definición, la comparación destructiva no sirve).
Si bien, mi auto-conocimiento sobre mi propio funcionamiento me ayudo a sobrepasar el momento, coarto mi capacidad para disfrutarlo, poniendo el foco en “lo que yo pienso que el otro estaba pensando de mi” frente a “lo que yo tengo para dar en el momento presente, sin prejuicios, solo entregando mi ser a los demás”.
Y es que en la música, como en cualquier ámbito de la vida, el solo acto de “intentar demostrar algo” mata la creatividad, el disfrute, y las ganas de hacer. Wayne Dyer decía que la “perfección” se traduce como “inacción”. Cuando el foco esta puesto en comprar “algo” del otro (cariño, reconocimiento, etc), más allá de la esencia de lo que se está tocando, se arruina toda capacidad creativa (“flow”) y el músico interno, valioso, valiente y lleno de deseos de expresarse, se hace chiquito para dejarle lugar a la racionalidad, fuente de toda incapacidad de comunicación emocional. Me gustaría en este punto aclarar que esto es algo que todos, en mayor o menor medida, hacemos en nuestro dia a dia, pero como tambien nos enseña Dyer, sobreponer lo que “intento obtener” del otro, frente a hacerlo por el simple deseo de que se exprese nuestro ser interior o “espiritu”, nos aleja cada vez mas de nuestra conexión con la intención, esa conexión que nos hace infinitos, fuera de todo prejuicio, valor o pensamiento.
Seamos sinceros, todos buscamos “reconocimiento” (el que dice que no, miente), porque es parte de la necesidad del ser humano, el sentirse aprobado, querido, aceptado por el otro, y muchas veces negociamos inconscientemente muchas cosas solo para que el otro me “acepte”, buscando migajas de amor. Y definitivamente, como todo en la vida, en su justa medida es “sano y necesario”.
Pero esta comparación destructiva me hizo reflexionar varios días sobre mi propio comportamiento y sobre los complicados métodos que buscamos para encontrar las “notas perfectas”, como si hacer música fuera una perfecta combinación de notas propias de un código morse, en donde el que encuentre la combinatoria perfecta, gana el reconocimiento total, y el que no, será desterrado y desaprobado por sus pares, haciéndose cargo del título de “mal músico” y sintiéndose menos cada vez que tenga que estar a prueba consigo mismo.
¿Cuantas veces nos paramos en el “juzgar” al otro que está tocando, pensando o compartiendo como “tocaríamos” mejor eso que se está interpretando, alejándonos de conectarnos con la esencia de lo que quiere transmitir el otro, siendo empáticos y buscando nuestro propio aire de grandeza exacerbado por nuestro propio EGO?
Hoy te quiero compartir esta pequeña reflexión personal: El chapulín colorado era un súper héroe que aún, lleno de miedo, iba al frente a pelear con los malos.
Nunca va a existir un momento perfecto en donde te sientas seguro, confiado, toques increíblemente bien, te sientas bien con vos mismo, y agrades a todo el mundo, pero siendo mas profundo, nada de eso es necesario para vos mismo, si pones el foco en sacar, fuera de vos, y de tu cabeza, todo lo que esta fuera de tu control (la opinión del otro, agradarlo, o buscar su aprobación y reconocimiento), y trabajar sobre en lo que vos si podes controlar (lo que pensas, lo que te decís, lo que podes mejorar, lo que estudias con tu instrumento, lo que trabajas para que suceda y como te sentís al respecto), porque te puedo asegurar, que si el foco esta en vos mismo, todo lo otro que buscas, viene consecuentemente. El espíritu siempre busca la expansión, pero cuando alimentas a tu EGO siempre lo delimitas.
Algo que me recuerdo constantemente, para evitar todo tipo de comparación con el mundo exterior, es la siguiente frase: La lucha siempre es contra vos mismo.
Pensalo de esta forma: Kurt Cobain no cantaba “bien técnicamente” (Según los cantantes más experimentados) y tampoco era un buen guitarrista (técnicamente hablando), y sin embargo, fue uno de los Frontman más grande que tuvo la historia de la música. La energía que transmitía no se podía explicar, y la forma en que se conectaba con el público hacía que todo fuera totalmente mágico. ¿Vos crees que Kurt estaba pensando mientras que cantaba, si estaba haciendo las cosas bien? ¿Si esa era la nota correcta? ¿Si le va a gustar al otro lo que estoy haciendo?
Tal vez todo esto sea algo que me digo a mi mismo, y como fiel espejo, lo escribo para seguir aprendiendo de mí y en ese camino, algo de esto te pueda ayudar en tu crecimiento. Somos seres en desarrollo, no seres desarrollados, y ser músico, en parte, es vivir a corazón abierto, en la fragilidad del instante, donde podes tocar tu infinito potencial si logras despegarte de todo esto.
Pablo, la próxima vez que toques, despegate de todo esto….
Nos vemos en la próxima reflexión,
Si te gustaría leer otras reflexiones, te dejo el link a la sección de la web: LINK
Un abrazo,
Pablo Schaab.
Clases Online: Contacto